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Cuarto día de La Carrera Panamericana (Para ustedes Bernardo y Alda)


Con el ánimo por los suelos y los ojos llorosos no sólo de un servidor sino de todos los que integramos la caravana de La Carrera Panamericana nos duele hacer oficial la noticia de la muerte de dos amigos… dos muy buenos amigos… que gustaban del deporte del automovilismo como ninguna otra cosa en la vida (a excepción de su familia, claro está). Estos dos valientes que murieron en la carretera al igual que grandes de esta disciplina como Moises Solana, por sólo citar un ejemplo, llevan por nombre (aunque sea en nuestra memoria) Bernardo Obregón y Alda Arnauda.

Debo confesarles que en este momento sólo vienen a mi memoria recuerdos y más recuerdos que creo no vienen al caso comentarlos en su mayoría pues deseo conservarlos como íntimos, pero que decir de aquellos cientos de viajes que realizamos con Bernardo para participar (como oficial de pista, entrre otros aspectos) y verlo participar en sus poderosos autos de la Copa Corona… que decir de igual manera de su jovialidad, de su alegría, de su intención porque todo el mundo a su alrededor fuera - o por lo menos en ese instante se sintiera tan feliz como él lo era en todo momento… que decir de su inigualable amistad con Pedro Tisser (su preparador de autos) y del gusto que era convivir con ellos.

En cuanto a nuestra amiga Alda Arnauda es justo comentarles que ella era toda pasión por las carreras de autos, sobre todo los rallies… que deciende de una connotada familia de rallistas y locos sanos de este deporte. Que era tal su gusto por la velocidad que insistió e insistió hasta conseguir un asiento para esta carrera. Y, que mejor que al lado de Bernardo Obregón, uno de los pilotos más seguros y competitivos de nuestro país.

Pero, dejemos atrás los recuerdos y haciéndo uso de valor y un tanto de frialdad preiodística comentémos los incidentes de este accidente no por morbo ni por chisme, sino porque a través de nuestro correo electrónico nos hemos enterado del sinfín de rumores que se han soltado por estos dos fallecimientos y, créanme, en verdad que nos interesa mantener limpia la imagen de estos dos muy buenos compañeros y, porque no decirlo, también de La Carrera Panamericana… la competencia que tanto les apasionaba a estos dos competidores.

Un frío intenso (tan intenso que todo alrededor de Morelia se encontraba bajo una ligera capa de hielo) nos acompañó en el momento de la salida de los autos del Centro de Convenciones de la ciudad de Morelia. Setenta y seis automóviles tomaron la salida y todo parecía indicar que teníamos en puerta uno de los mejores días de La Carrera Panamericana.

Según el orden de clasificasión de la etapa anterior (en que se corrió de Puebla a Morelia) Bernardo Obregón arrancó en el lugar número veinticuatro. Veintinueve kilómetros después del arco de salida se encontraba el control Z que toma el tiempo de inicio de cada competidor para el inicio de las etapas de velocidad. Un servidor y Gerardo Mendoza (rallista de Panamericana en retiro), quienes nos transportamos en la patrulla de la Policía Federal de Caminos correspondiente a la primera intervención (vehículo que toma las velocidades después del auto de médicos que corre tras los primeros veinte autos) pasamos la primer velocidad (la de Mil Cumbres) sin mayor novedad más que dos accidentes de no mayores consecuencias más que el despiste de algunos autos.

Cuando llegamos al inicio de la segunda del día por la frecuencia de la carrera nos enteramos que algo había salido mal pues Bernardo Obregón y Alda Arnauda no se habían presentado en el control B y C que ponen fin a las etapas de velocidad. Se encontraban perdidos en los treinta y ocho kilómetros de la sección cronometrada y de inmediato los servicios de emergencia salieron a buscarlos. Aquí, cabe hacer mención del excelente papel de la Policía Federal de Caminos que instantaneamente avocaron gran parte del personal disponible en ese sector para comenzar a peinar la zona.

Nadie en el contingente imaginaba lo que acontencía en la zona pues sólo los servicios de emergencia y los directores de la competencia se quedaron a resolver el problema (tal y como lo establece cualquier operativo de una competencia de este tipo). Cuando una hora después el grueso de la caravana arribamos a la etapa de servicio muy cerca de Mazamitla, los Federales de Caminos hicieron oficial el hecho: los tripulantes del auto de competencia con número 26 Bernardo Obregón y Alda Arnauda se cayeron al precipicio del kilómetro 176 de la carretera que cruza Mil Cumbres y en el accidente se encontraron con una muerte inmediata.

No existen palabras para describir el ánimo en ese momento entre los participantes. Lagrimas, gritos de angustia y mucho pesar. Lo prudente en ese momento era cancelar las etapas siguientes y el día de competencia y así lo entendieron todos y en común acuerdo nos dirigimos a Guadalajara en caravana.

Los que conocen la carretera de Mil Cumbres sabrán de su peligrosidad. El kilómetro 176 correspondiente al Mirador es una de las partes más altas y complejas y una caída desde ese punto es de graves consecuencias. Los servicios de seguridad de la carrera actuaron de inmediato (contando Policía federal de Caminos y servicios médicos de emergencia) pero cualquier intento por salvarles la vida era prácticamente inutil.

El comandante Julio Tovar (responsable de toda la carrera por parte de la Policía Federal de Caminos) comentó con un servidor que desde el momento en que se reportaron desaparecidos se instituyó todo un plan operativo opara el rescate, pero una zona tan grande y tan espesa en vegetación es muy difícil de recorrer. Máxime cuando el auto en desgracia no deja huella alguna en el pavimento ni en la vegetación a los lados de la carretera.

En fín, desafortunadamente así son las carreras y este es el peligro que representan. Todos los que viajamos en el contingente estamos expuesto a esto. Lo sabemos y lo aceptamos pues es parte de nuestra vida. Estamos seguros que Bernardo Obregón y Alda Arnauda así lo sabían y que de estar entre nosotros aún lo que mas quisieran es que continuarán las acciones de esta carrera. Por ello el día de mañana continuaremos con rumbo a Zacatrecas para llegar tres días después a Nuevo Laredo en momeria de nuestros compañeros fallecidos.

¡¡DESCANSEN EN PAZ ALDA ARNAUDA Y BERNARDO OBREGON !!