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Como en todas las ocasiones en que he tenido la oportunidad de estar en contacto con ustedes, estimados lectores, antes que nada me permito enviarles un cordial saludo y el correspondiente agradecimiento por distraerse un tanto de sus actividades cotidianas y tomar el tiempo necesario para leer esta columna: ¡gracias mil!.

Luego de un tiempo de no haber escrito sobre ciertos temas de automovilismo por diferentes motivos, entre ellos trabajo y estudio, de nueva cuenta me permito dirigirme a ustedes para comentarles que en los más recientes meses se han suscitado una serie de acontecimientos que definitivamente han cambiado radicalmente el panorama del deporte motor en México. Después de algunos años de ser un país con poca o casi nula actividad internacional en la disciplina que tanto nos gusta, de la "noche a la mañana", gracias al esfuerzo físico, mental y económico de ciertos entusiastas y arriesgados hombres de negocios y aficionados sin par y de sus respectivos grupos de trabajo o clubes, nuestro país se ha convertido en uno de los escenarios con más futuro en lo que a proyectos de gran envergadura se refiere, claro está, siempre refiriéndonos en específico al tema del automovilismo deportivo.

Hoy en día, ya no es un sueño que pilotos mexicanos se encuentren en Europa corriendo de manera por demás formal todo un campeonato de envergadura, tal y como sucede con Guillermo Rojas Jr. o David Martínez, quienes prueban suerte en la Fórmula Renault V6 Europea; ya no es una ilusión que dos veces al año tengamos en territorio nacional una carrera de la Champ Car World Series, léase Monterrey (Parque Fundidora) o Distrito Federal (Autódromo Hermanos Rodríguez) y, tal vez lo que más nos parecía improbable en un principio, es que ahora en caminos de León ya tengamos la oportunidad de disfrutar de un evento de WRC con todo y la parafernalia que ésta implica. Por si fuera poco, cada vez son más fuertes los rumores, incluso ya existe quienes lo afirman, acerca de que el próximo año tendremos en territorio azteca una carrera de Nascar (de la Busch Series) y, aún más, también circula algo de ruido sobre una competencia de la IRL. Por si fuera poco, me acabo de enterar que ya existe un promotor que está haciendo las gestiones iniciales para traer a nuestras pistas una carrera del muy exitoso serial argentino TC 2000 (Turismo Carretero).

Mucha actividad... más allá de lo que siquiera hubiéramos soñado tan sólo unos cuantos años atrás y, para fortuna nuestra, como señalara un exconductor de televisión "aún hay más", pues desde hace unos cuantos meses, tal vez semanas, se baraja la posibilidad de que vuelva a nuestro país la máxima categoría del automovilismo internacional: la Fórmula Uno.

Por lo anterior, dedicaré gran parte de esta columna a los últimos acontecimientos en torno al tema pues muchas son las especulaciones que se han suscitado y muchos más los rumores que se han esparcido en prácticamente todo nuestro ámbito. He tenido la fortuna de seguir muy de cerca parte del proceso y me permito comentarles que hasta este momento aún no puedo confirmar o desmentir dicha carrera, pues aún hay muchos "hilos que atar" y más requisitos que cumplir, pero, lo que sí es un hecho, es que en verdad existe todo un grupo de personas haciendo un muy importante esfuerzo por concretar este sueño y que de seguir las cosas como van es bastante probable que en el 2006 tengamos a Ferrari y compañía en las paradisíacas playas de Cancún.

Vayamos, pues, al tema que nos concierne en este momento con la firme promesa de que muy pronto nos avocaremos a otros temas y a otras disciplinas. Los rallies, las carreras de pista y el Campeonato Nacional de Kartismo de la CNK, por ejemplo, se encuentran en todo su apogeo y ahí "hay mucha tela de donde cortar"... ¡nos leemos pronto!

 

¿ QUÉ TAN CERCA ESTÁ EL SUEÑO DE LA FÓRMULA UNO EN MÉXICO ?

Para ser sincero, la verdad es que no recuerdo a ciencia cierta desde hace cuanto tiempo se está gestando la posibilidad de llevar a cabo una carrera de Fórmula Uno en Cancún. He tratado de llegar en mi memoria a una fecha en específico, pero únicamente tengo una vaga remembranza del gran entusiasmo del Cancún Automóvil Club por concretar este sueño que en un principio parecía más que imposible y que con el tiempo poco a poco se ha ido acercando a la realidad.

Tengo vagas reminiscencias de una y mil pláticas entre los miembros de este club y de entre ellos y diversas autoridades estatales y federales y de los mismos con distintas personalidades del automovilismo nacional e internacional que pueden ser o que son en la actualidad piezas claves en la gestación de un evento de esta envergadura.

Recuerdo que en la primer fecha de Copa Corona en Cancún, aprovechando que muchas personalidades acudieron a ese evento, se dieron diferentes reuniones en donde particulares y autoridades comenzaron a dar forma a un proyecto en el cual se construiría un autódromo capaz de albergar a casi cualquier categoría del mundo (con óvalo de asfalto y tierra, múltiples opciones de circuito y recorridos de off road, etc... en fin, todo un complejo) y que serviría como el primer paso para iniciar la búsqueda de una carrera de Fórmula Uno, entre otros grandes eventos de talla internacional.

Meses después vino un receso de noticias importantes en torno al tema pues muchos de los hilos que había que unir para darle continuidad al planteamiento inicial resultaron más difíciles de concretar de lo que se esperaba en un principio y, debido a ello, muchas ilusiones cayeron.

No obstante a lo anterior, el Cancún Automóvil Club y alguno que otro funcionario estatal siguieron insistiendo en la utopía de la Fórmula Uno con más ganas y entusiasmo que fuerzas y recursos y en una especie de plan hormiga cada uno de sus miembros, en la medida de sus posibilidades, fue contagiando a demás personas hasta que la idea llegó a los oídos adecuados y de nueva cuenta se inició el proceso, solo que en esta ocasión totalmente dirigido a la máxima categoría. Cabe hacer mención que la insistencia y el empeño de Fernando Ortega, el delegado de la FMAD en Cancún y uno de los más entusiastas pilotos, promotores y aficionados al automovilismo en el sureste de nuestro país, fue más que indispensable para que el posible Grand Prix de Cancún no haya quedado en el olvido.

Pues bien, entre uno y mil burócratas que de una u otra manera se quisieron apuntar al proyecto, entre el desinterés de otros tantos que al no conocer de automovilismo menospreciaron la magnitud y el alcance de una carrera de Fórmula Uno en México, entre la dificultad de conciliar intereses políticos, deportivos y económicos, entre el "tocar puertas" en la iniciativa privada para interesarles en la aventura y entre mover todo tipo de influencias para que el mismo "Zar" de la Fórmula Uno, Bernie Eclestone, se tomara siquiera la molestia de considerarlos para darles una cita, por sólo mencionar algunos de los obstáculos que se han tenido que sortear para sacar adelante este sueño, el proyecto por fin llego a manos de Joaquín Hendrix, el C. Gobernador del Estado de Quintana Roo, quien tras estudiarlo, analizarlo y verle grandes perspectivas a futuro, tomó la iniciativa de darle todo su apoyo para que éste comenzara a tomar el curso indicado.

A partir de aquí vino una nueva etapa en el plan del Grand Prix de Cancún. El gobierno de Quintana Roo tomó muy en serio su papel como impulsor de este evento y de inmediato buscó un contacto con Bernie Eclestone para darle a conocer el interés mexicano por una fecha de la máxima categoría y para ponerse al tanto ellos mismos de las condiciones en que se negociaría la posible carrera. Al tener una agenda por demás apretada con asuntos de mucho mayor importancia, el Gobernador Hendrix nombró al Ing. Artemio Santos Santos, Secretario de Turismo del Estado de Quintana Roo, como la persona encargada de llevar todas las negociaciones con respecto a este proyecto.

Se dio el primer contacto con Bernie Eclestone y en él la audacia y capacidad del hombre fuerte de la máxima categoría sorprendió un tanto y desarmó de la misma manera a los negociadores mexicanos. Se dice, por ejemplo, que antes que cualquier otra cosa y como una táctica de negocios para bajar las manos de los mexicanos en primera instancia, el hombre fuerte de la máxima categoría llegó con mapa en mano a preguntar a nuestros compatriotas: "¿dónde está Cancún?", pues según nunca, él ni nadie de sus colaboradores más cercanos, habían escuchado de esa población. Evidentemente, no fue más que una táctica para minimizar la importancia de este puerto turístico de manera premeditada y así tomar cierta ventaja en las convenios a futuro. No obstante, gracias a la gran proyección que pudiera tener la carrera en Cancún y a la manera tan bien cimentada y estructurada en que presentó el proyecto la delegación azteca, se dio la oportunidad de dos o tres rondas más de convenios en las cuales se alcanzaron conclusiones más concretas pues en los preparativos y en el desarrollo de éstas intervinieron uno o dos particulares con mayor experiencia en la organización de eventos y carreras de esta magnitud.

Durante el tiempo en que se gestaron estas negociaciones tuvo a lugar uno de los avances más importantes: el diseñador oficial de pistas de la Fórmula Uno, el alemán Herman Tielke, estudió los terrenos en donde se construiría el autódromo y diseñó la pista que servirá (en caso de concretarse todo) como escenario a la máxima categoría del automovilismo deportivo en Cancún.

Tengo que confesar que hasta este momento a un servidor se le hacia un verdadero sueño el que se llegara a culminar dicho proyecto. Reconocía, sin lugar a dudas, el inmenso esfuerzo del Gobierno de Quintana Roo; del Cancún Automóvil Club, de Fernando Ortega, en específico; de ciertos particulares que con todo su empeño trabajaron para llegar hasta tal punto y de muchos aficionados que ayudaron en todo momento; no obstante, me parecía muy lejos, pero muy lejos en verdad, alcanzar la meta final.

Afortunadamente, más allá de mi incredulidad, los involucrados continuaban trabajando y en la más reciente reunión con Bernie Eclestone, a la cual asistieron el Ing. Artemio Santos Santos y nuestro conocido arquitecto Chacho Medina (otro de los pilares de este proyecto), se lograron acuerdos por demás interesantes de entre los cuales el principal fue:

Bernie Eclestone pensaba en el Gran Premio de México en Cancún como una secuencia de los Grandes Premios de Canadá y Estados Unidos, lo que obligaría a nuestro país a organizar la carrera alrededor de finales de mayo o principios de junio. A Cancún, como sede del evento, en realidad no le conviene esta fecha pues representa el inicio de las vacaciones de verano y, por lo tanto, gran parte de su infraestructura hotelera se encuentra ocupada. No tendría el menor caso invertir tanto dinero y esfuerzo en un Gran Premio para atraer gente a este puerto cuando en realidad hay muchos turistas en él.

Artemio Santos Santos, como Secretario de Turismo y encargado del proyecto, y Chacho Medina, como uno de los principales asesores, le pidieron a Bernie Eclestone cambiar la fecha tentativa del Gran Premio de México en Cancún para el mes de octubre, cuando no hay gran cantidad de visitantes en el lugar y, por ende, conviene a los inversionistas y a los habitantes en general tener un evento importante para atraer personas y que así su infraestructura continúe trabajando al máximo. Para fortuna de todos, el dirigente del automovilismo internacional accedió y, de reunir los requisitos necesarios, la carrera que tanto anhelamos y esperamos será en el décimo mes del 2006.

Otro de los puntos que se trataron es la fecha límite que tiene nuestro país para cumplir con la primer tanda de los requerimientos exigidos para ser merecedores de una carrera de Fórmula Uno. A partir de la carrera de Fórmula Uno en Indianápolis y hasta el 30 de julio, es el periodo en que México deberá entregar la parte inicial del compromiso (léase dólares) para, con ello, cerrar el trato y así iniciar de manera oficial el camino a la máxima categoría.

¿Qué significa lo anterior?... que una vez que se cierre esta última parte del trato México ya será un candidato firme a la Fórmula Uno, es decir, en primer instancia ya tendrá su fecha asignada para el 2006 pero ésta quedaría totalmente condicionada a las múltiples exigencias de Bernie Eclestone y compañía. Dependería de cómo fueran avanzando los trabajos en el autódromo de Cancún, de que éste reuniera los requisitos de seguridad, de capacidad, de funcionalidad y de comercialización, entre muchos otros; de cómo se fuera capacitando a las personas que intervendrían en el operativo del evento en general; de la capacidad hotelera y de comunicación (entiéndase aeropuertos y todo tipo de comunicación) de Cancún; de las facilidades aduaneras y de la disponibilidad de los gobiernos estatales y federales, por sólo mencionar algunos de los puntos que tendría que cumplir el comité organizador y México en general.

No la más importante de estas obligaciones, pues considero que existen mucho más de mayor trascendencia e importancia como la conclusión de un autódromo que vaya a la altura de las circunstancias, la garantía de seguridad para todos los visitantes y de un operativo con la capacidad suficiente para sacar adelante un evento de tal magnitud, entre otras, pero que sí es requisito más que ineludible para tener la carrera de Fórmula Uno es que el Comité Organizador se comprometa a que durante todo el evento en los autos, en la publicidad estática y dinámica, en las áreas asignadas a pits y paddock, en los medios de comunicación y en todo lo que se refiera al Gran Premio de México en Cancún se permita la publicidad de cigarros y de las tabacaleras en general. Situación que por el momento desconozco si está permitida legalmente o no, pero que será uno de los obstáculos a superar por los cancunenses.

De costos es difícil hablar pues conforme vaya avanzado el proyecto las cifras seguramente irán variando; sin embargo, puedo definirles que la primera parte del planteamiento, es decir, tener la asignación de la fecha de Fórmula Uno ya de manera oficial para con ello iniciar todo el plan costará alrededor de veinte millones de dólares. Cifra que por el momento se está tratando de reunir entre algunos miembros de la iniciativa privada, entre las Secretaría de Turismo federal y la de Quintana Roo y entre los gobiernos estatal y federal y que tendrá que ser depositada en parte antes del día de la conclusión del plazo establecido por Bernie Eclestone.

A esta cantidad económica, que bien podríamos considerar apenas como el enganche de todo el sueño, tendrá que sumársele los gastos del autódromo de Cancún y el costo del operativo, por únicamente mencionar algunos de los egresos que se me vienen por el momento a la cabeza, con lo cual estaríamos hablando de alrededor de cien o ciento cincuenta millones de dólares de inversión total. Suma que es imposible recuperar de manera directa en muchos años pero que de manera indirecta en imagen y difusión de nuestro país, del estado de Quintana Roo y de la localidad de Cancún, en específico, rendiría muchísimos beneficios.

Por todas éstas y muchas razones más es obligado comentar que el camino aún es largo y que hay muchos obstáculos aún que superar. Sin embargo, "no hay peor lucha que la que no se hace" y tenga usted por seguro que justo en el preciso momento en que se encuentre leyendo estas líneas, la maquinaria asignada a la organización de la carrera de Fórmula Uno en Cancún está de una u otra manera trabajando. Al principio de este texto hacíamos mención de los hilos que había "que atar" para concretar un sueño de tal naturaleza, pues tales hilos se están uniendo y es muy posible que pronto éstos formen un grueso cordel que sirva de sustento a lo que todos nosotros hemos soñado: volver a ver en tierras mexicanas al gran circo de la Fórmula Uno.

กก HASTA LA PRÓXIMA!!

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