"CONTROL DE DAŅOS"

Dicen que toda experiencia es aprendizaje, y vaya que si tienen razón! Tengo la firma convicción de que las cosas cuando pasan, tanto buenas como malas, son una excelente oportunidad de aprender algo. Como por ejemplo los accidentes, gracias a ellos, hablando de automovilismo, se han logrado importantes mejoras en todos los sistemas de los autos, principalmente los de seguridad, claro, a costa de un par de huesos rotos de algún intrépido piloto, en el mejor de los casos!

También los accidentes nos enseñan a manejar, tal vez a cómo tomar de nuevo una curva, a frenar o no hacerlo en el momento indicado, o tal vez en la puesta a punto del auto: las llantas deberían de ir a tal o cual presión?

Pero también los accidentes nos enseñan a prestar más atención en detalles que no veíamos antes, o que por lo menos no les prestábamos la atención debida. En mi caso, con los autos médicos, puedo decir que la vida y los golpes (literalmente!), me han enseñado la necesidad que existe de tener todo el personal acreditado, no sólo para cumplir con lo que las autoridades así nos lo solicitan, sino para contar con los seguros que nos confiere (aquí en México contamos con un seguro de gastos médicos y uno de responsabilidad civil o daños a terceros).

También tenemos la necesidad urgente de contar con autos adecuados para la función que van a desempeñar, no sólo en cuestión de motor, llantas, frenos, etc., sino también con una jaula o Roll-Bar para proteger a la tripulación, ya que estos autos (en cualquiera de sus modalidades) están tan expuestos a sufrir un accidente como los autos de competencia, aunque evidentemente a menor velocidad. Es necesario encontrar la fórmula para lograr que las tripulaciones de autos oficiales, principalmente los de seguridad y los médicos, cuenten no sólo con un excelente sistema de comunicación, sino también que cuenten con los elementos necesarios para poder desempeñar sus funciones en una forma segura, con casco y alguna protección antifuego; como diría mi jefe: “El Médico debe sobrevivir la carrera”. Y en realidad él tiene la razón, no debemos volvernos parte del problema, nosotros somos la ayuda.

Y también estoy conciente que esto que acabo de escribir es una carta a Santa Claus, pero al igual que los niños que siguen escribiendo en espera de que algún día puedan obtener lo que piden, seguiremos trabajando hasta lograr algún día que esto sea una realidad.

Regresando al recuento de daños, todos hemos tenido un accidente, en competencia o fuera de ella, tras el cual repetimos hasta el cansancio “si yo hubiera”, y esa no es la actitud correcta, debemos cambiarla por “yo debo”; debemos ver hacia delante y no lamentarnos por lo que no hicimos, sino pensar en lo que vamos a hacer (o dejar de hacer, en su caso). Debemos dejar de ser críticos para ser propositivos:

“La próxima carrera debo usar un HANS”
“La siguiente vez que salga a carretera con mi familia voy a checar los niveles del auto con anticipación”
“Hoy cuando suba a mi auto no olvidaré utilizar el cinturón de seguridad”

Los golpes enseñan, y cada hueso roto, cada músculo contracturado, cada ligamento desgarrado y cada articulación fuera de su lugar nos hacen recordar lo importante que es y la suerte que tenemos de estar vivos, que cada día es una nueva oportunidad de ser mejores, de corregir nuestros errores y de agradecer a todos aquellos que nos ayudan a crecer a lo largo del camino; agradecer a los que nos brindan la mano para ayudar a levantarnos y agradecer a aquellos que con una sonrisa o una palabra de aliento hacen que nuestro día valga la pena.

Pero también los golpes nos enseñan a quiénes debemos nosotros ayudar, a quiénes debemos sonreír, decir una palabra amable o extender nuestra mano. Los golpes nos enseñan la esencia de la gente. Y vaya que nos dan sorpresas! Por fortuna, la mayoría de ellas agradables, sin embargo, aprendemos también quiénes por su egoísmo, su egocentrismo, indiferencia o protagonismo, necesitan más de nosotros que a la inversa. Pero como mi sabia madre dijo: “Si no tienes nada agradable que decir de alguien, mejor no digas nada”, mejor volvemos a los golpes.

Y no tenemos que ser masoquistas y sufrir en cabeza propia para aprender. Yo estoy convencida que la forma más sabia de hacerlo es en cabeza ajena, así por lo menos no tengo que ponérmelo de sombrero yo, para aprender a soltar el freno en una curva, si estoy viendo que el de al lado así lo hizo y así le fue…

“Cuando la gente me pregunta si me da miedo morirme, les contesto que lo que me da más miedo es no vivir”
Memo Izquierdo
Riviera Maya México Rally Team

El día de hoy, puedo decir que lo mejor que los golpes me enseñaron fue a perder el miedo a vivir…

Jenny Bertin

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