"Organizando el Servicio Médico"

Cuando la gente me pregunta qué es lo que hago exactamente en el automovilismo me toma generalmente algunos minutos antes de poder concretar una respuesta, y me ha tomado más de 5 años llegar a la conclusión de que mi trabajo no sólo es atender a los pilotos en el caso de sufrir un accidente, sino asegurar que tanto ellos, como todas las personas relacionadas con el evento, cuenten con una infraestructura capaz de responder ante cualquier tipo de emergencia, desde la más pequeña hasta la más devastadora.

Lamentablemente debo reconocer que la seguridad no es uno de los tópicos preferidos entre los organizadores, ya que ésta les implica gastos que muchas veces consideran innecesarios (esto evidentemente determinado al final del evento en el caso de que se tenga un saldo blanco). En este sentido los responsables médicos y comisarios somos "los malos de la película" porque exigimos cumplir con una lista de requisitos, que ni son imposibles de cumplir ni son porque a nosotros se nos ocurrieron, todos ellos tienen una razón de ser y la mayoría se le ocurrieron a alguien antes que a nosotros (créanme que no estamos inventando el hilo negro aquí).

La pregunta es: ¿debemos escatimar en la seguridad de nuestros pilotos o del evento en general? Analicemos los siguientes casos:

Caso 1: Michael Park (18/09/2005) WRC Rally Gran Bretaña.
Michael "Beef" Park, 39 años, navegante de Markko Martin en un Peugeot 307. Sufren accidente en la etapa 15 en Gales, impactándose el auto contra un árbol del lado del pasajero. Martin sale ileso, mientras que Park no corre con la misma suerte, perdiendo la vida en tan terrible accidente. Ningún espectador resultó lesionado, los organizadores deciden cancelar las últimas dos etapas del rally.

En este caso, se contó con toda la infraestrucura y los elementos para atender el accidente de Park y a pesar de la rápida respuesta y a los esfuerzos de los médicos de los vehículos de primera intervención, paramédicos de las ambulancias y el resto de las personas que auxiliaron en tan terrible accidente como puestos de radio, marshalls y espectadores, a pesar de un eficiente sistema de monitoreo de los vehículos y de comunicación, de contar con un helicóptero sobrevolando la zona del accidente y un hospital de tercer nivel a escasos minutos, las lesiones de Park fueron mortales.


Caso 2: Cristiano Da Matta, 32 años, (03/08/2006) Champ Car World Series, Road America, Elkhart Lake, Wisconsin.

Durante un día rutinario de pruebas, Da Matta impacta un venado que invade la pista, del lado derecho del piloto en un lomo para salir a la curva 6 hacia la izquierda, a una velocidad de 100mph. El accidente causó la pérdida del estado de alerta de Da Matta y fue trasladado vía aérea al Theda Clark Medical Center in Neenah, Wis., donde se le realizó una tomografía de cráneo y tuvo que ser intervenido de urgencia para drenar un hematoma subdural (colección de sangre entre las cubiertas del cerebro, secundaria a la ruptura de un vaso sanguíneo). Hasta las últimas noticias con las que cuento, continúa en terapia intensiva bajo coma inducido por medicamentos en espera de la resolución de edema cerebral. Los reportes médicos estiman que estará hospitalizado quizá por dos semanas más y la recuperación podrá tomar meses

En este caso, la intervención oportuna de los oficiales de pista, móviles, autos médicos, equipos de extracción (desincarceración), el apoyo de las ambulancias, del personal del hospital de pista y del helicóptero de transportación aeromédica, se coordinaron armoniosamente para estabilizar y lograr llevar a Da Matta de forma rápida al centro hospitalario más apropiado donde se le pudo dar el manejo definitivo a sus lesiones

¿Qué hubiera sucedido si alguno de los eslabones de la cadena no hubiese estado o no hubiese funcionado adecuadamente? Tal vez Da Matta estaría compartiendo la suerte de Michael Park. El organizar un servicio médico implica no sólo tener los conocimientos y las habilidades para atender una emergencia mayor, dominar todos los protocolos de reanimación y tener la capacidad de aplicarlos bajo presión y contra reloj. ¿Por qué no?, saber recibir alguna que otra respuesta poco cordial por parte de un competidor que bajo el estrés del accidente reacciona de una forma quizás un poco más intensa de la que debiera. Entender la dinámica de una carrera de coches, conocer los puntos críticos de los vehículos con los que se trabaja, conseguir médicos capacitados con las mismas habilidades y el gusto por el automovilismo (una combinación no tan fácil de hallar), verificar la calidad y la presencia de los apoyos de los hospitales sede, servicios de ambulancia, rescate, bomberos, helicópteros, vías de comunicación, equipo médico con el que se va a trabajar, y finalmente orquestrar todos estos elementos para que funcionen armónicamente.

Si bien es cierto que en la mayoría de los casos los accidentes que se lleqan a presentar no son de consideraciones que lamentar, nuestro trabajo consiste en proveer de todo un sistema perfectamente organizado para garantizar que en el caso de un accidente, así sea de la más grande magnitud, se cuente siempre con todo lo necesario para darle la atención adecuada al piloto y hacer que este deporte se lleve a cabo con riesgos controlados.


¿Vale la pena escatimar en los servicios médicos y en la seguridad?

Nuestra obligación es reaccionar ante los infortunados incidentes en las carreras y asegurarnos de que las consecuencias de los accidentes no sean de la misma severidad o incluso que no vuelvan a ocurrir.




Jenny Bertin

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